Bueno, ante todo coincido con aquello que comentabais sobre los rótulos, que hacen del álbum más un libro de historia que un comic histórico. Reconozco que tantos rótulos descriptivos hacen que aburra y que tenga a ratos un ritmo lento. Pero ¿no tienen también B&M rótulos y bocadillos para aburrir? Pero insisto que coincido en esto con vosotros. Yo habría reducido eso para dar a la narración un ritmo más ameno. Como historiador y dibujante aficionado siempre me he preguntado cómo hacer un cómic histórico sin caer en el aburrimiento de presentar al lector una época concreta ni pecar de meter muchas licencias en la historia. Ambas cosas son mecesarias a mi modo de ver: por un lado hay que ser rigurosos, pero por otro conviene meter licencias (inventar personajes, poner hechos inventados "por el camino"...) para no crear una historia rígida y encorsetada que no sería nada atractiva. No hay que limitarse a contar hechos, sino adornarlos al mismo tiempo. Personalmente prefiero los comics o novelas históricos que comienzan solamente poniendo lugar y año de la acción. Por ejemplo: "Zaragoza, 1808" o "París, 1625". Creo que la divulgación de una época, como por ejemplo podemos observar en Vasco, puede llegar a los lectores sin necesidad de meterles un manual de historia, porque para eso ya están los manuales de historia.
Creo, por lo tanto, que no es difícil conciliar historia rigurosa + cómic, como demuestran Vasco, Las torres de Bois-Maury, El Gavilán, etc.