Una vez visto todo esto, es posible viajar a 1948, cuando los estudios Disney acababan de terminar
Fun and Funcy Free, que incluía varios cortometrajes, entre ellos el de las habichuelas mágicas. Aquel año, Hergé, que acababa de concluir
El templo del sol, empezó a plantear la posibilidad de dar a conocer las aventuras de Tintín a los niños de EEUU. El dibujante belga pensó que qué mejor forma que en dibujos animados. Y para ello no podría ser otro que Disney el que lo llevase a cabo. De este
modo, Hergé escribió a Walt Disney acerca de la posibilidad de adaptar las aventuras de su héroe. Para ello le envió además siete libros de Tintín. Pero en aquel momento, Disney y su equipo andaban trabajando en
Cenicienta y en una serie de documentales sobre el mundo animal, que serían pioneros en los programas sobre naturaleza (
True Life Adventures). La carta y los libros ni siquiera pasaron a manos de Walt y el correo de los estudios los remitió de nuevo a Bélgica.
Milú, han pasado de nosotros...