Ya con los dos últimos tomos (4 y 5) en mi poder puedo ir comentando varias cosas de este nº 4 que todavía no he terminado.
Este final de serie confirma lo que ya observé en su momento y más especialmente en esta saga: Chaillet estaba frustrado por no ser Jacques Martin. Cierto que trabajó a sus órdenes y colaboró en Alix y Lefranc. Pero siempre tuvo la espina de no haber creado él a esos personajes y más concretamente a Alix. Aunque Chaillet superó a Martin en ambientación y demás, Martin siempre demostró mayor maestría para las caras.
Chaillet quiso haber sido el gran dibujante de la antigua Roma, pero siempre le pesó que ese puesto ya lo tuviera Martin. Lo único que quedaba era intentar igualarle. Por eso sorprende que a pesar de su pasión por la antigua Roma decidiese crear un comic, Vasco, ambientado en la Edad Media, una época tan distinta a aquella. La cosa es que Chaillet quiso en un principio ambientar Vasco en el bajo imperio romano (siglos III-V) y no en el siglo XIV. Vasco iba a ser un centurión romano que combatiría a los bárbaros que amenazaban con entrar en el imperio. Pero el parecido con Alix era tal que decidió al final llevarlo a la Edad Media.
La última profecía sirvió para compensar ese cambio de idea.
Dicho esto, Chaillet puso todo su empeño en mostrarnos una Roma en decadencia, con un paganismo que daba sus últimos coletazos, unos gobernantes ineptos (salvo el gran Teodosio) y unos bárbaros introducidos ya en el imperio (el propio Estilicón era vándalo). Es decir, un ejercicio de documentación extraordinario, como ya comenté. Pero todo ello en detrimento de las caras, aunque es verdad que en este tomo 4 (el último dibujado por él) hay una mejora respecto al 3, que es claramente el peor, por lo menos en mi opinión.